Asado y Tango

Nuevamente el Tango en Paris

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Audrey Jougla
ajougla@ciudadanodiario.com.ar

Antes, en Francia, las milongas seducían exclusivamente a los ancianos. Pero parece que la tendencia cambió de manera radical y que un público cada vez más joven se arriesga en las pistas de danza de las milongas parisinas. Mientras empezaba la cuarta Universidad de verano del Tango, del 28 al 31 de agosto en París, y el ballet "Tanguera" empezara a moverse en la capital francesa, el diario Le Figaro estudió esta nueva moda.

"El baile gira siempre en el sentido inverso del de las agujas del reloj. Estamos a orillas del Sena, en pleno París, y la milonga nos fascina a los peatones que andamos por ahí. Estos tres últimos años, cada vez más franceses sucumbieron a la voluptuosidad del tango. A fines de los 90, se podían contar con los dedos de la mano los lugares dedicados al tango en París. Hoy en día, la saturación es tal que la revista Tout Tango edita cada trimestre un suplemento dedicado a los eventos vinculados con esta danza en la capital gala."
El diario cita entonces a Frédérique Behar, que dejó su carrera profesional en la indumentaria para abrir "La Casa del Tango" en el nordeste de París, donde se puede tomar clases y comprar ropa importada de Buenos Aires. "Behar recreó un pedazo de la Argentina en pleno París", comenta el diario. "Al principio, contaba con una o dos parejas de 50 ó 60 años. Pero desde hace dos años, las proporciones se invirtieron", explica Behar. Por otra parte, Pascale Coquigny, de la academia Esprit Tango, de París, comenta que "la gente sabe de entrada si le calza o no el tango. Las clases no son gratuitas para nada, y se vuelve de entrada pasional".

La coreógrafa argentina Camilla Saraceni esta preparando una ópera de tango, titulada "Carbones ardientes" para principios de marzo de 2009, y resumió para el diario los códigos básicos de una milonga. Desde los varios círculos que forman las parejas según el nivel, hasta el famoso cabeceo, que evita al hombre experimentar el rechazo de la mujer cuando la saca a bailar.


Cuestión de piel
Con el símbolo del pudor típicamente francés, Le Figaro le preguntó a Behar: "No es muy agradable bailar cuerpo contra cuerpo con un perfecto desconocido, ¿no?". "Se puede bailar maravillosamente con un desconocido total, es cuestión de piel. Pero hay varias maneras de bailar, no hay que estar pegados el uno al otro sí o sí", afirmó.

Pero la fiebre del tango no se limita a París, sino que ya se ganó a toda Francia. En Marsella, a sureste del país, en la costa mediterránea, se nota un fuerte aumento de las inscripciones a las clases, desde hace dos años. "La mayoría de mis alumnos tienen entre 25 y 30 años", confesó Valérie Lafore, que dirige el Carrément Tango (Totalmente tango). Lo mismo ocurre en Estrasburgo, una gran ciudad del este de Francia. Pero ¿cómo explicar esta nueva moda de importancia nacional?

Confusión de géneros
"El tango pide mucha sinceridad. Esta estructurado, pero al mismo tiempo basado en la improvisación. Propone una verdadera relación con los demás", analizó Valérie Lafore, una de las profesoras. "Hay un aspecto que remite al desarrollo personal. Se aprende mucho sobre uno mismo, sobre su cuerpo. Y también, las mujeres se ponen tacos, se arreglan, ¡mientras los hombres aprenden a volver a tomar las riendas!".

En Francia, a diferencia de la Argentina, la lucha para la igualdad de sexos y el discurso feminista, por más que lograron buenos avances sociales, dañaron mucho a la virilidad y debilitaron mucho a los hombres en su papel de "machos". Tal como subrayó Camilla Saraceni: "el tango es el encuentro de un hombre y de una mujer. De un hombre con su lado masculino, y de mujer con su lado femenino, en una época donde estas nociones están muy mal dibujadas", explicó.

Según representa el cliché en la Argentina, los hombres franceses suelen ser "afrancesados". ¿Será que los franceses cayeron en la confusión por haber querido demasiado que la mujer sea igual que el hombre?
No hay que ser tan radical, pero en épocas en que dejaron de definir quién cuida a los niños y al hogar, un poco de argentinidad, con su encanto femenino y su oscuridad masculina, ambas bien marcadas, seguro le hace bien a Francia.

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